Uno de los pocos poemas que ha atraído mi atención completamente, es el poema introductorio del libro de poesía Flores del Mal de Charles Baudelaire titulado Al Lector. A decir verdad, yo tenía la idea de la poesía como algo aburrido, siempre con prosas que narraban la vida color de rosa, con la sola finalidad de escribir cartas de amor a las doncellas medievales o actuales y que éstas dieran rienda suelta a sus instintos amorosos.
Sin embargo, me lleve una grata sorpresa al leer las prosas subversivas de Baudelaire, un poeta que todo lo tuvo y todo lo perdió, como dice la prosa de Pablo Neruda. Pues me he decidido a realizar una interpretación de lo que significa para mi ese poema del gran poeta francés, lejos de cualquier conocimiento en poesía pero conocedor de los sentimientos tan poderosos que me generan.
La necedad, el error, el pecado, la tacañería
Ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos
Y alimentamos nuestros amables remordimientos
Como los mendigos nutren su miseria.
Este primer párrafo determina los vicios espirituales y morales en los que en el transcurso de nuestras vidas no estamos exentos de padecer, cuatro vicios que contrarían las virtudes cardinales de los griegos que son la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia. Estos vicios debilitan tanto nuestras almas como nuestros cuerpos, las preocupaciones se van creando en cada momento, preocupaciones tales que generamos remordimientos que no nos dejan dormir por las noches y sin embargo, se siguen nutriendo cada vez más por ese ciclo vicioso del que ya no sabemos salir. Veamos entonces el significado de cada uno de estos vicios morales.
La necedad es la cualidad del necio, el cual es la persona que esta en un error del cual no quiere salir, ya que no entiende el significado verdadero de lo que dice o hace.
El error puede ser definido como una falsa apreciación de la realidad el cual puede llegar a tener incluso efectos jurídicos. Como vemos necedad y error van ligados de la mano uno con otro, sin error no puede haber necedad, pero no al revés.
El pecado es una transgresiones de los preceptos religiosos, en el cristianismo existen siete pecados principales, que son la gula, la lujuria, la pereza, la ira, la envidia, la avaricia y la soberbia.
Ya por último, la tacañería que es la persona que teniendo sobrantes para compartir con sus semejantes, evita hacerlo, e incluso actúa como una persona sumida en la miseria con tal de no gastar.
Todo eso conjugado, solo nos hace ser miserables nutriendo nuestra miseria.
Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes;
Nos hacemos pagar largamente nuestras confesiones,
Y entramos alegremente en el camino cenagoso,
Creyendo con viles lagrimas lavar todas nuestras manchas.
La actitud que se toma ante los pecados son arrepentimientos sollozantes en búsqueda de la redención, pero una redención inmediata con el castigo en medida de nuestra moralidad, sintiéndonos confortados por arrojar una que otra lagrima hipócrita ante las personas de nuestro al rededor para sentirnos mejor. Esa hipocresía se asemeja a la de la resaca posterior a una noche de copas y que creemos quedar bien con nosotros y los demás, como si de un infantil juego se tratara, al exclamar "no lo vuelvo a hacer" cosa que sabemos que no es cierta.
Sobre la almohada del mal esta Satán Trismegisto,Que mece largamente nuestro espíritu encantado,Y el rico metal de nuestra voluntadEsta todo vaporizado por este sabio químico
Es el diablo quien empuña los hilos que nos muevenA los objetos repugnantes los encontramos atractivosCada día hacia el infierno descendemos un paso,Sin horror, a través de las tinieblas que hieden.
Para Baudelaire, la maldad es un acto natural, el ser humano es malo por naturaleza, como lo expresa literalmente en su obra "El pintor de la vida moderna", lo anterior en contravención de los postulados de su paisano el filósofo Jean Jacques Rousseau quien un siglo antes del poeta señalaba que el hombre es bueno por naturaleza.
En ambos párrafos encontramos a Satán Trismegisto como el artífice de la maldad, una referencia muy cristiana por parte de Baudelaire, con su temor a la caída al infierno donde se pagaran los pecados de manera eterna, un camino plagado de objetos repugnantes a los dogmas cristianos, como los falsos ídolos.
Cual un libertino pobre que besa y muerde
El seno martirizado de una vieja ramera;
Robamos, al pasar, un placer clandestino
Que exprimimos bien fuerte cual vieja naranja
Oprimido, hormigueante, como un millón de helmintos,
En nuestros cerebros bulle un pueblo de demonios
Y, cuando respiramos, la Muerte a los pulmones
Desciende, río invisible, con sordas quejas.
Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio
Todavía no han bordado con sus placenteros diseños
El canevás banal de nuestros tristes destinos,
Es por que nuestra alma, ¡ah! no es bastante osada.
La actitud transgresiva hacia la vida, a la cual representa como el seno de una vieja meretriz o una naranja vieja, señala con la expresión "al pasar" el aspecto de la brevedad temporal que tiene la existencia del ser humano. La muerte, siempre latente cada vez que en nuestros pulmones fluye el aire. De manera cínica a los azares del destino, señala que si no somos victimas de algún delito, es por que en realidad no se ha disfrutado la vida.
Pero, entre los chacales, las pantera, los podencos,
los simios, los escorpiones, los gavilanes, las sierpes,
los monstruos chillones, aullantes, gruñones, rampantes
En la jaula infame de nuestros vicios,
¡Hay uno más feo, más malo, más inmundo!Si bien no produce grandes gestos, ni grandes gritos,Haría complacido de la Tierra un despojoY en un bostezo tragaríase el mundo
¡Es el tedio! - los ojos preñados de involuntario llanto,
Sueña con patíbulos mientras fuma su pipa,
Tú conoces, lector, este monstruo delicado,
-Hipócrita lector,-mi semejante.-¡mi hermano!
En la parte final de la prosa, Baudelaire hace cómplice al lector del ostia que siente por el tedio, por el aburrimiento, aquello que provoca bostezos gigantescos, que hacen gris a la vidas, aun más que las propias transgresiones reprochables y reprochadas por la sociedad. El poeta se muestra con un alma desnuda ante los lectores de esta obra en particular, les dice que el peor mal que podría recaer sobre él es que el lector llegara a aburrirse con sus exquisitos poemas, ese sentimiento que experimento en vida y por los cuales decidió derrochar toda su fortuna en vez de vivir una vida aburrida.
La verdad es que sentía la necesidad de buscar el significado de este hermoso poema, se que no tiene ninguna técnica hermenéutica definida más que la de mi propio saber o lo que pude encontrar en la Real Academia Española.
"Les dice que el peor mal que podría recaer sobre él es que el lector llegara a aburrirse con sus exquisitos poemas, ese sentimiento que experimento en vida y por los cuales decidió derrochar toda su fortuna en vez de vivir una vida aburrida."
ResponderEliminar¿Es enserio? Tremenda estupidez, ojalá no pretenda dedicarse a la crítica literaria, vaya hipótesis más ridícula, cagatinta.