lunes, 20 de mayo de 2013

La metamorfosis

Gregorio Samsa, un vendedor de seguros que cuida de sus padres y de su hermana, un día, sin mayores motivos, se ve transformado en un enorme, fastidioso e insoportable insecto. 

Uno de los primeros libros que he leído de manera apasionada en mi vida tiene por nombre La Metamorfosis, escrito por el alemán Franz Kafka. Gregorio Samsa, una persona común y corriente de la que poco a poco vamos averiguando sobre lo común de su vida, vive una experiencia extraordinario, no en el sentido de que sea una buena experiencia, la que pueda contar a sus nietos cuando sea un hombre viejo y afable como en el caso de un Robinson Crusoe, sino una historia más semejante a una pesadilla de la que nadie quisiera tomar nota alguna o guardar memoria de la misma, por lo grosera y escandalosa de la misma.

En el libro, la familia Samsa se avergüenza de Gregorio, lo encierran, lo aíslan totalmente de la sociedad, es tratado como un enfermo criminal, un loco que puede dañar a las personas con su propia presencia, la ayuda nunca llega para el desdichado antiheroe,  ni siquiera él es capaz de ayudarse a si mismo por no comprender su situación (y no tener pulgares para abrir la puerta) el mismo se acostumbra a su situación, se vuelve un vicioso de su situación. Se puede comprender que por la vejez de sus padres y la juventud de su hermana no se puedan motivar a ayudar a su pariente caído en desgracia, sin embargo, si existe una crueldad real por parte de esta familia de clase media alemana de principios del siglo XX (y de todos los siglos), misma que al menos yo, pude notar en las últimas lineas del libro.

Gregorio Samsa es la representación literaria de la discriminación social contra los adictos, los enfermos crónicos, los pacientes mentales o  los discapacitados, ya que la familia Samsa vive un drama al pensar precisamente que es lo que la comunidad diría al saber sobre su penoso asunto familiar, por lo que prefieren acomplejarse y ocultar su vergüenza.

El final es bastante bueno, el lector se sentirá conmovido hasta las lagrimas, pero a la vez, liberado.

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