viernes, 12 de abril de 2013

Te pagaré, antes de morir

Voz melódica que despierta mis letargos más profundos, entra una vez más a través de las penumbras más tenebrosas para mostrarme la luz del sol que como estoicos guardianes iluminan divinamente tu cabellera corta. Abandonemos todo y en una infatigable entrega de trémulas caricias persigamos un presente propio, lleno de tus cantos armónicos y la total dependencia de mis oídos a la expectación de un encuentro contingente sin contemplaciones de pudor. Vivir contigo sin tenerte pero abrigado por la presencia de tu femenina melancolía que impregna cada rincón de este antes vacío espacio sin fe, lleno de hipocresía antes censurada, que ahora se transforma en poderosas ansias de vivir y de morir. Joven y rozagante  figura, épica de mis anhelos más arraigados, recuerdos de días llenos de embriagadores néctares, caídas incontrolables y hondas soledades, ahora vistos como la etapa de máximo esplendor de la perennidad,  de la fatuidad en las energías de mi virilidad apaciguada ante figuras decadentes traídas por una pantalla de bulbos. Los ayes y el crujir de dientes acompañen tu invisible ser, que me guían ante las encrucijadas más dolorosas que jamas haya cruzado, dando valor y sentido a todo cuanto en la tierra se mueve, de las leyes de la naturaleza, la inmortalidad sea tu castigo, divina beldad sureña.

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