lunes, 3 de junio de 2013

Soundgarden: vista desde la sección E


Conozco a Soundgarden (Al igual que a Rage Against The Machine del gran Tom Morello) por Audioslave, por Chris Cornell, no me molesta hacer esta confesión, por que ya son más de cinco años que escuchaba todo el día a la superbanda (como se le llama a la unión de personalidades de distintas bandas para crear una nueva) que me me enganche con canciones como Man or Animal, Get Away Car, Cochise, The Worm y por supuesto Like a Stone, al contrario, me da gusto haber encontrado ha esa gran banda de grunge (soundgarden quiero aclarar), de la cual no me hubiera enterado si no es por mi fascinación en la voz del gran Cornell. Creo que a muchos si les incomoda esa dura verdad, a quienes el día viernes 31 de mayo de este ya moribundo 2013 alegaban ser los "verdaderos fans" de esta ya legendaria banda (A veces odio a los "verdaderos fans", pero cada quien puede sentirse único y especial de alguna forma).


Desde hace cinco años he escuchado una y otra vez los discos de Soundgarden (últimamente me he pausado con la gran Cat Power, Bob Dylan y Bruce Springsteen), me he extasiado por el odio con el que se desgarran las cuerdas de las guitarras, del bajo, de la voz, como casi hacen agujeros en la batería. Es una de mis bandas favoritas a la cual nunca pensé ver en vivo. Recuerdo cuando descubrí Blow Up the Outside, en mis momentos de mayor presión por no saber si lograría sacar mi carrera adelante, de cuando The Day I Tried to Live llego para quedarse como una de las canciones con las que más me identifico después de mis juergas, cuando Little Joe salto para llenarme de felicidad con ese sonido tan disonante y particular. Mi disco favorito es el denominado Superunknown.


Lo importante es que el viernes una euforia explosiva salió del interior de mi espíritu, el día que yo llamo "El día que logré ganar" una fuerza sobrenatural se entregó durante dos horas y cuarto al ritmo embriagador de una banda que en sus treinta y tantos años de suspendida existencia se había reservado venir a su país vecino. Dos horas que parecieron ser la competencia por la que me he estado entrenando durante dos meses. No podía dejar de brincar, de gritar, de festejar cada acorde, cada suspiro de Chris Cornell, hasta el punto de ver que una entidad divina se manifestaba a través del cuerpo de este enorme vocalista, sentir que mientras más brincaba y gritaba, ellos seguían dando lo mejor que tenían  que nunca bajaron de ritmo (a excepción de las canciones más tranquilas, claro está). No pude aguantar las lagrimas al escuchar The Day I tried To Live, simplemente la emoción me llego, me obligo a sacar toda la frustración de mi vida, me sentí como si la banda estuviera tocando para mi solamente aun cuando es obvio que nunca se enteraran que yo estuve ahí, pero en ese momento, simplemente los sentía muy cerca.

Todo lo malo que me ha pasado, lo olvide esas dos horas, ni siquiera me importo después los problemas para regresar a casa, simplemente me sentía vivo.

Espero que regresen pronto, ya que esa conexión no la había sentido en mucho tiempo y esta vez, si espero hacer lo necesario para tomarme una foto con ellos.